Las pequeñas cosas: Pasión

“Si la pasión, si la locura no pasaran alguna vez por las almas… ¿Qué valdría la vida?” – Jacinto Benavente / Dramaturgo, director, guionista y...

4 de julio, 2019

“Si la pasión, si la locura no pasaran alguna vez por las almas… ¿Qué valdría la vida?” – Jacinto Benavente / Dramaturgo, director, guionista y productor de cine español.

Hace algunos años se pusieron de moda los filmes sobre historias de zombies y poco después (o quizá antes) los extraterrestres ocuparon las marquesinas en las salas de cine, no voy a negar la existencia de los unos ni los otros porque dejo el tema en manos de los expertos pero con el tiempo he descubierto que existen en forma humana y parece que nadie lo nota, basta con subirse al transporte público para darse cuenta de que todos caminan como auténticos zombis clavados en sus pensamientos y preocupaciones o en sus móviles sin darse cuenta de la existencia del otro, también es posible notarlo en las oficinas de gobierno pues vemos personas deambulando con pasos cortos, como pensando en la inmortalidad del cangrejo sin dar agilidad a los trámites, sin interés alguno en los casos expuestos por los solicitantes, lo vemos casi a diario en la televisión a través de los discursos de líderes políticos, de estrellas deportivas o del espectáculo, de artistas encumbrados que hablan desde su ego, desde su posición sin la menor empatía por el entorno, buscando solo la mejor pose para la foto y nada más.

Hablo de los zombis y extraterrestres porque somos dados a creer en situaciones externas a nosotros mismos, misteriosas y nos empeñamos en conocerlas, en estudiarlas, en entenderlas e incluso, en encontrarlas pero ¿y qué hay de nosotros mismos? ¿Qué nos mueve cada día al levantarnos? Dicen, los que han recorrido un camino más espiritual que se trata de la pasión.

Considerando el sentido abstracto de la pasión, Descartes (filósofo francés) reconoció a las pasiones como impulsos brutales y repentinos que de pronto asaltan al hombre (o mujer) y aconsejó entenderlas para vivirlas con medida y pausada intensidad; es decir, controlarlas con ayuda de la razón humana pero jamás ignorarlas y mucho menos eliminarlas. Para Spinoza, (filósofo neerlandés) vivir es apasionarse siempre de todo y por todos, se trata de “la llama” que nos mantiene vivos. En su sentido más puro o religioso, la pasión significa la voluntad de sufrir por lo que amamos, es a menudo, la puerta que nos conduce a nuestro camino y por ello, en el cristianismo se habla de “la pasión de Cristo” como el sufrimiento o sacrificio que padeció para la salvación de la humanidad. Así lo expresó también Viktor Frankl (neurólogo y psiquiatra austriaco) “Es la esencia del espíritu humano… Si logramos hallar algo por lo que merece la pena vivir, si logramos dar un sentido a nuestra vida, hasta el peor de los sufrimientos es soportable.” Así que podemos concluir que la pasión surge “cuando descubrimos la causa por la que estamos dispuestos a pagar un precio, así descubrimos la misión y el propósito de nuestra vida” (Kevin Hall) por ello, es necesario dar lo mejor de sí mismo en el cumplimiento de dicha misión o propósito.

Crecemos bajo un discurso de sometimiento de los ideales, de los impulsos, de las ocurrencias, de lo espontáneo y de todo aquello que demuestra a cada instante que somos humanos y estamos vivos porque se tiene la creencia abrumadora de que seguir las pasiones es entregarse a una especie de mal o de pecado y con ello, se frena la iniciativa, la creatividad, el ser esencial de las personas y no es sino hasta que se es muy mayor cuando se descubre el error, por ello vemos espíritus alegres que después de una vida dedicada a las “cosas formales” se sueltan el pelo y elijen caminos que los ayudan a realizarse plenamente. Así que no debemos temer por dejarnos llevar de la mano de la pasión, más al contrario, debería ser el eje rector de cada decisión y elección que hacemos cada día para alcanzar nuestros ideales y sueños por más absurdos, fuera de lugar o locos que puedan parecer ante los ojos que todo lo juzgan, critican y arruinan por creer que no es lo correcto o que no obedece a las buenas maneras. No propongo que seamos irrespetuosos, marginales o vagabundos sino que utilicemos todos los recursos y herramientas con los que contamos para alcanzar aquello que nos haga sentir satisfacción plena y principalmente, vivir en el aquí y el ahora, aderezar la vida con un poco de pasión y locura le dará un sabor distinto y de paso, ayudaremos a otros que van por el mismo camino que nosotros.

¡Se los dejo de tarea!

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