Las pequeñas cosas: l’amour

“Agape” es un término griego para describir el amor total e indiscriminado entre los seres humanos y al amor desinteresado por toda la humanidad, un amor en un sentido totalmente espiritual.

14 de febrero, 2022

Elizabeth Cruz Ramírez

“La única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor. El patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor.”

– José Martí (1853-1895), político y escritor cubano.

Me gusta que esta colaboración coincida con fechas célebres (aunque sean más promovidas por la mercadotecnia que por la tradición o el significado) y hoy es un día marcado por el calendario como San Valentín. ¡Ah, el amor! Ese que flota en el aire entre los enamorados, entre la madre y su bebé, entre el artista y su musa. ¿Por qué limitar el amor a lo romántico, a lo íntimo, al matrimonio? Pensamos en el amor y de inmediato nuestro cerebro nos manda imágenes de corazones, de Cupido o de besos que no son más que símbolos de una tradición cuyo origen es cristiano en conmemoración a San Valentín de Roma por sus obras centradas en el concepto universal del amor y la afectividad.

La influencia de Occidente, el catolicismo, la Edad Media, la Revolución industrial y la mercadotecnia a través de los años, derivaron en una celebración para los enamorados. Con el tiempo se incluyó también a la amistad y desde entonces vemos la ciudad inundada de globos, flores y chocolates por todas partes.

El año pasado escribí sobre el amor que: “se vistió de un tono distinto, quizá porque dejamos de romantizarlo y dimos mayor peso a la conexión que hemos logrado incluso con extraños porque el virus nos ha puesto (nos puso) en igualdad de condiciones a todos, carentes de certezas y garantías.” Y parecía que la vida misma cobraría un tono distinto a esas demostraciones cursis que pululan por doquier cada 14 de febrero, pero la realidad nos ha golpeado duro en la cara y este año los corazones, los regalos y las saturaciones en todos los espacios son la muestra de que necesitamos y queremos sentir que podemos celebrar y amar libremente.

Ya les he compartido que la maternidad transformó mi vida de formas insospechadas y desde ese corazón materno seleccioné para este día los temas musicales que han sido el soundtrack de mi vida llena de amor, aquí se los comparto:

Elvis nos declaró que su esposa estuvo siempre en su mente con su clásico tema “You are always on my mind”. Edith Piaf nos habló de “La vie en rose” cuando miraba al hombre al que pertenecía. Barbara Streisand es “Woman in Love” y vive en el corazón del otro. The Shirelles se preguntaban si se trataba de un amor pasajero o si “Will you love me tomorrow”. Neil Sedaka cantó “Oh, Carol” y le declaró que si lo dejaba moriría. Zas nos hace sentir romance y amor “Sous le ciel de Paris”. Armando Manzanero nos habló de “Esta tarde vi llover” del amor lejano y perdido. Carlos Gardel le cantó al amor platónico y al anhelo de “El día que me quieras”. Finalmente, Natalia Lafourcade nos habla de ese amor logrado y anhelado en “Tú si sabes quererme”.

Porque sí, el amor es importante en nuestras vidas, nos trasciende, nos hiere y también nos alivia fuera de expresiones cursis y en su sentido profundo es una de #laspequeñascosas que nos dan sentido, motivación, sustento, dirección, guía y emoción. Si hoy nos preguntamos qué amamos descubriremos que el amor alcanza para dar y repartir con amigos, familia pareja, hijos, trabajo, animales de compañía, colegas y que también es posible hacer algo “por amor al arte” porque es inagotable y se puede expresar y materializar de múltiples formas, no cabe en una caja de regalo y es posible sentirlo más allá de la piel.

A manera de colofón: Existe otra forma del amor que debería ser universal y practicada por todos sin distinción de razas, credos o posición económica y se trata del Ágape, en su evolución como término griego se refiere al amor total e indiscriminado entre los seres humanos y al amor desinteresado por toda la humanidad, un amor en un sentido totalmente espiritual que trasciende lo particular para entregarse a la pasión por el bienestar de otros sin esperar nada a cambio. En palabras religiosas, es el amor que los dioses sienten por la humanidad y en sentido coloquial, el amor incondicional que deberíamos sentir por el prójimo y que debería ser el motor de cambio si de verdad lo aplicáramos en su sentido divino.

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