Envejecer en América Latina y el Caribe

Durante los últimos años, una serie de países alrededor del mundo han ido enfrentado el rápido envejecimiento de su población, lo que ha llevado a...

24 de marzo, 2020

Durante los últimos años, una serie de países alrededor del mundo han ido enfrentado el rápido envejecimiento de su población, lo que ha llevado a los gobiernos a implementar programas y medidas enfocados a la atención de este grupo vulnerable. Recientemente, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó la investigación “Envejecer con cuidado” donde se expone la problemática de los adultos que tienen dependencia funcional en América Latina y el Caribe (ALC). 

¿Por qué la atención a los adultos mayores no puede esperar más?

El BID señala que en ALC, al menos ocho millones de adultos mayores no pueden llevar a cabo de manera independiente alguna actividad básica de la vida diaria, algunas de estas actividades son comer, vestirse, bañarse, acostarse, levantarse e ir al baño, así como actividades que abordan aspectos cognitivos y de relaciones sociales, como ir a hacer las compras, cocinar, hacer trabajo doméstico, administrar dinero y usar el teléfono.

Cuando algún adulto mayor no puede realizar alguna de las actividades antes señaladas, se le considera que tiene una dependencia funcional. En ALC esta condición afecta al 12% de las personas de 60 años o más y a cerca del 27% de los que tienen al menos 80 años. Al envejecer, la dependencia funcional aumenta en intensidad. Se calcula que, en los próximos 30 años, los servicios de atención encargados a la dependencia de adultos mayores sean cada vez más demandados.

Igualmente, el BID estima que para el año 2050, el número de adultos mayores de 60 años en situación de dependencia sobrepasará los 27 millones y si a esto le sumamos que la región está experimentando un descenso de la oferta informal de estos servicios, los adultos mayores en esta condición serán más vulnerables. 

¿Quiénes atienden a los adultos mayores?

El estudio revela  que la oferta de servicio para adultos mayores con dependencia ha venido a la baja debido a que estos servicios eran tradicionalmente desempeñados por mujeres, por la reducción del tamaño de los hogares y por la creciente participación femenina en el área laboral. Tradicionalmente, la atención de los adultos mayores con dependencia ha sido el apoyo informal. Este tipo se refiere a la atención sin remuneración que provee algún miembro de la familia, donde generalmente han sido las mujeres. En la actualidad y derivado de las transformaciones que se han producido en las estructuras familiares en las últimas décadas, las capacidades para atender a los adultos mayores con dependencia se han reducido considerablemente.

Como resultado, muchos adultos mayores carecen de una red que pueda atenderlos y apoyarlos en la realización de sus actividades cotidianas. A nivel gubernamental en la mayoría de los países de ALC no están preparados para hacer frente a una mayor demanda de este tipo de servicios. Si bien muchos países de la región cuentan con instituciones y programas específicos para adultos mayores, son pocos los que han diseñado e implementado un sistema de atención a largo plazo.

Sin embargo, existen casos de éxito, por ejemplo, Uruguay fue el primer país de la región en contar con un sistema nacional de servicios de apoyo para personas en situación de dependencia funcional. En 2015 creó el Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC), donde provee servicios de atención para adultos mayores con dependencia. El SNIC ofrece: 1) servicios de asistentes personales en el domicilio durante 80 horas mensuales (para adultos de 80 años o más con dependencia severa); 2) teleasistencia;  y
3) servicios en centros de día (acceso gratuito). El sistema se financia, en su mayor parte, a través de los impuestos generales y se complementa con copagos de los usuarios según el nivel de ingresos del hogar.

Otro ejemplo es Argentina que, mediante el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (mejor conocido como PAMI), ofrece a los adultos mayores afiliados servicios de salud y sociales, centros de día y servicios integrales, así como la internación geriátrica. También ofrece transferencias mediante subsidios para servicios en el domicilio y subsidios económicos para los afiliados que tienen necesidades básicas insatisfechas. Además, cuenta con ocho residencias a largo plazo que brindan atención integral a personas mayores que no tienen cobertura ni recursos económicos. 

La situación que señala la publicación es clara: en los próximos años habrá más adultos mayores con dependencia, por lo que es necesario que todos los países de ALC contemplen instituciones, programas y colaboraciones para poder atender a este sector de la población tan vulnerable.

 

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