Ya llegó Evo

Ya llegó Evo y su llegada a México da mucho de que hablar. Porque con ella parece haberse puesto sobre la mesa de la región...

13 de noviembre, 2019

Ya llegó Evo y su llegada a México da mucho de que hablar. Porque con ella parece haberse puesto sobre la mesa de la región latinoamericana un recalentado de la Guerra Fría, que parece haberse expresado el día de hoy hasta por los cielos, que desvía la atención de lo que verdaderamente está mal.

Tan sólo hoy cuatro gobiernos de “derecha”, Argentina, Chile, Perú y Brasil, le negaron el espacio aéreo al avión de la Fuera Aérea Mexicana en el que viajaba el expresidente Evo Morales. Mientras que el presidente Trump aprovechó parta mandarle un saludo a Ortega y a Maduro, y este último aprovechó para decir que el mandato de Evo no ha terminado y que inicia una nueva etapa de la “revolución bolivariana”.

¿A qué voy con todo esto?

A que me parece totalmente caduco que en pleno siglo XXI se sigan avivando ecos de la guerra y que también me parece que el decidir si la llegada de Evo Morales a nuestro país, está bien o está mal, debe ir más allá de todo esto.

Porque la experiencia ha demostrado que en el mundo poco puede resolverse con invocar la pobreza y acusar al imperialismo estadounidense o con invocar la libertad y acusar al comunismo poco puede resolverse.

¿De qué sirve agarrar un micrófono, polarizar y dejar suelta a la única ideología que todos deberíamos estar combatiendo?

Con esto me refiero a la corrupción que ha demostrado ser ambidiestra en toda la región, porque ha sido tanto de derechas como de izquierdas, y de la que Evo Morales tampoco se salva.

Porque si bien este último hizo mucho por Bolivia en términos de crecimiento económico, y combate a la pobreza, la pobreza extrema pasó de 38% a 17% entre 2006 y 2017, los diversos actos de corrupción de los que se le acusa, que van desde un avión, una casa, hasta coimas, acabaron con su apoyo popular y lo bien que pudo haber pasado a la historia. Sobre todo, porque también demostró que la corrupción va mucho más allá de los bolsillos.

Al intentarse quedar tanto en el poder, estando cerca de cumplir 14 años, demostró que sus ideales democráticos estaban corrompidos.

Se esperaba que el primer presidente indígena de Bolivia terminara su mandato en 2020,  pero en noviembre de 2017 Morales consiguió que el Tribunal Constitucional del país le diera luz verde para volverse a postular en las elecciones de este año.

Fallo que revocó el mandato de los bolivianos en el referéndum de febrero 2016 que le dijo no a un cuarto mandato presidencial con el 51.3% de los votos y que hoy es el responsable de que los bolivianos se encuentren divididos entre un fraude electoral y un golpe de estado.

La corrupción destruye pueblos, proyectos políticos y va más allá de los bolsillos.

Ya llegó Evo.

El último en salir apague la luz.

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