Vender un riñón para comprar un iPhone

La computadora que llevó al ser humano a la Luna tenía menos potencia que el teléfono celular que tienes en tu mano. A 50 años...

22 de julio, 2019

La computadora que llevó al ser humano a la Luna tenía menos potencia que el teléfono celular que tienes en tu mano.

A 50 años de la llegada a la luna, hoy es imposible ir por la vida sin un celular inteligente, se volvió una necesidad, a veces más importante que comer.

La tecnología ha avanzado mucho, quizá demasiado en cuestiones de comunicación, celulares, cámaras, computadoras, tablets, videojuegos, etc. 

El celular, acerca a los que están lejos y aleja a los que están cerca.

Creado para facilitar la comunicación, ha modificado los códigos comunicacionales, al grado que la complica y la ha vuelto fría, la ha deshumanizado. Antes recordábamos con facilidad más de 30 números telefónicos, hoy probablemente solo sabemos el nuestro.

El celular, se ha vuelto una adicción, es como una droga, sobre todo de las nuevas generaciones. Basta echar un vistazo en este momento a tu lado y verás más atención al aparato que al entorno.

El ser humano se vuelve adicto a lo que genera dopamina, aquello que produce placer a nuestro cerebro. 

Por ejemplo, en un videojuego la dopamina es la responsable de darnos ese glorioso sentido de recompensa cuando vemos una pila de zombis muertos, cuando destruimos el castillo, la estación espacial o liberamos a la princesa.
En el Facebook, el Instagram y demás redes sociales los likes o reacciones producen el mismo efecto, pues satisfacen el ego, el sentido de agradar.

De manera tal, que hoy podemos ver a un adolescente o a un chavoruco al borde del llanto o la tristeza porque no puede pasar un nivel en un juego o porque tiene muy pocos likes y eso genera ansiedad, así que en el afán de llamar la atención se recurre a decenas de acciones que van desde mostrarse con poca ropa hasta mandar retos estúpidos que ya han causado la muerte a otros que se vieron dominados por ese afán de agradar.

Actualmente, es una verdadera tragedia quedarnos sin internet, he visto casos patéticos de berrinches, violencia y lloriqueos por la falta de red. Se puede pasar el día sin comer pero no sin internet. 

Se calcula que una persona promedio revisa su celular en promedio 150 veces al día y que lo primero que hacen cada mañana en su mayoría es ver su Facebook y revisar sus likes, así inicia su día.

La tecnología es un sedante, un aislante de la realidad y potenciador de la percepción y poco a poco va asilando a los seres humanos, les facilita la vida pero les puede devaluar la autoestima, el intelecto, la capacidad de relacionarse con otros seres reales en vivo. Hoy un emoji puede decir más que la palabra, pero carece de la calidez de la acción humana,  es impersonal por ello es mas cómodo comunicarse por WhatsApp que cara a cara, ahora antes de llamar por celular, primero se  pregunta si se puede llamar.

A la próxima vez que salgas a comer, observa un poco las mesas y verás cómo muchos no hablan, están atrapados por el nuevo vicio: la tecnología.

Una prueba de ello y a todos nos debe haber pasado, es perder el celular por un momento, aparece ese escalofrío que recorre toda la espina dorsal y acalambra nuestra mente, el miedo de haberlo perdido es una sensación extraña, nueva para la que debe existir algún nombre en particular que ignoro.

Y ni hablar del alto estrés que genera estar quedando sin pila.

El peligro del celular es mayor y muy grave en los niños pequeños, muchos papás les dan la tablet o el celular para que no molesten y con orgullo platican que son muy listos porque ya manejan esos aparatos y es cierto los niños son muy listos, quizá demasiado, pero están en una edad muy frágil en la que su educación debe ser a partir de despertarle la curiosidad, el amor al prójimo, la cercanía familiar, de que aprendan a relacionarse, a comunicarse con seres humanos. 
Steve Jobs, jamás les dio a sus hijos pequeños un celular o tablet.

Nunca el ser humano había tenido tanto poder en un aparato tan pequeño, es un medio al alcance de cualquiera, es por ello que deberíamos de tener más cuidado con su uso pues apenas empezamos a descubrir las consecuencias y beneficios de su existencia, el celular por ejemplo, es íntimo, personal y nuestra vida diaria depende totalmente de él.

¿Qué sigue?

¿Cómo será la comunicación en el futuro cercano?

¿Habrá algún plan para que los humanos tengamos menos tecnología y mas convivencia?

Hay casos increíbles, insólitos para reflexionar, como el de aquel joven chino Xiao Wang que vendió un riñón en tres mil dólares  de manera ilegal para comprar un iPhone. 

Si lo compró pero Xiao Wang pagó un precio muy alto por la tecnología, vive conectado a una máquina de diálisis y necesita asistencia las 24 horas del día debido a una infección que contrajo en la extirpación del órgano.  

Cuando vayas a comer o a tomar un café con alguien, checa cuántas veces tu contraparte revisó su celular y cuántas lo hiciste tú. 

Seguramente te vas a sorprender. 

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