Un foro en el exterior

El jetliner hace su arribo puntual a las siete de la mañana, hora local en la vieja ciudad europea. El presidente mexicano se alista para...

19 de mayo, 2020

El jetliner hace su arribo puntual a las siete de la mañana, hora local en la vieja ciudad europea. El presidente mexicano se alista para descender de la aeronave y atender el llamado de líderes del orbe; el tema será la salida de una pandemia latente aún en algunos rincones del planeta. Su total erradicación es incierta; la ciencia ha desarrollado algunas instancias que no se estiman definitivas. Los meses de encierro demostraron congruencia en el combate al contagio y el mundo contempla una salida a esta crisis en el planteamiento de sus líderes, que en la duración de la pandemia mostraron capacidad y empatía en todos los órdenes, desde la atención de salud pública hasta la económica.

No habrá recepción formal de Estado para el mandatario mexicano; las circunstancias que rodean un vuelo comercial y su acceso a plataformas convencionales lo impiden. No obstante recibe un trato digno con prerrogativas especiales en cuanto a documentación y transporte. Su comitiva no viajó con él, arribó un día anterior, la encabeza el secretario de Relaciones Exteriores y otros miembros de su gabinete. Al presidente lo acompaña un ayudante de confianza.

Amanece en una Europa sumida en un revés que concedió la naturaleza en una serie de asimilaciones nunca olvidadas de situaciones previas; los siglos hacen maravillas en la recomposición de desastres. Europa jamás olvida alguno de ellos. Esta vez el desafío se enfrenta como siempre se ha hecho, con la entereza y convicción de pueblo antiguo.

La austeridad y sobriedad del Foro amparan la solemnidad del tema que el mundo sigue con atención; es la humanidad y sus destinos próximos. En estos días más que nunca las fronteras muestran sus bondades en la apertura y en la cooperación. El mundo ha desmantelado la hostilidad arancelaria y ha concedido el espacio para la adaptación de modelos menos combativos, otorgando a la especialización el grado correspondiente en el mérito logrado con denuedo.

El ambiente dista de ser festivo, pero impera la buena voluntad; se respira un aire de entendimiento y disposición para resolver lo inminente: la recuperación. En forma expedita se dictan los preliminares y la asistencia de líderes del globo es repasada sin gran ceremonia. Las intervenciones de cada uno serán escuchadas y los tiempos se adelantan para reducir a minutos la exposición individual.

El Banco Central Europeo hace gala en su cobertura de esquemas con una tasa inexistente y amplio margen de reestructura de pasivos. Se turnan el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para extender plazos y poner en la mesa los Derechos Especiales de Giro. Lo mismo hace la banca europea y la banca del orbe ahí representada. Las organizaciones de comercio hacen su parte y la sucesión de intervenciones de jefes de Estado da inicio.

Absolutamente todas las intervenciones apuntan en sentido contrario a la agenda mexicana. Todas han mostrado sus credenciales en materia de recomposición económica, en recomposición fiscal, en plazos y en participación directa en la absorción de salarios de la clase trabajadora. Los programas económicos no han sacrificado proporciones del Producto Interno Bruto y las prerrogativas en su territorio han contrarestado el efecto recesivo marcado por la espera de la reactivación de la economía.

México ostenta en ese Foro una enseña de prestigio ganado en más de cuatro décadas hasta colocarse como una de las primeras economías del mundo. Así han reseñado los especialistas y organizadores del evento la presencia del jefe del Estado mexicano, por primera ocasión desde su asunción al poder dos años atrás. 

Finalmente el turno de México llega. Se formulan de inicio episodios de historia; adquieren voz personajes sembradores del pensamiento mexicano. Reviven Martín Luis Guzmán y Vasconcelos en un amparo secular del mestizaje y raíces incubadas en un pregón que hereda la novela de la historia. Se confunden conceptos de historia con prerrogativas del mundo moderno, se trastocan doctrinas por enunciados, se desbocan juicios y sentencias de un liberalismo desterrado por siglos. Por momentos se aturde el ánimo y la revisión de los comunicadores enfrenta no solamente visos de traducción, enfrenta retos de frases incompletas, de oraciones sin secuencia y estructura.

Los líderes de naciones están recibiendo una amonestación en vivo; están siendo ilustrados en una retrospectiva que conjuga nación, poder y democracia en conceptos anacrónicos de interpretación subjetiva de detención de facultades que nadie tiene y tampoco desea. El Foro es de circunscripción a una agenda y la exposición mexicana la rodea y la convierte en hurto de una simbología autoritaria. 

La concurrencia ignora que se traducen preceptos de una historia sepulta en los anales de la contradicción de la propia historia, la nuestra, la de García Icazbalceta, de Orozco y Berra, la de Cosío Villegas, la de Krauze, la de Martín Moreno, la del cauce institucional. Están presos de la euforia de un individuo que tiene público atento sin reacción de hostilidad por las circunstancias del decoro y la diplomacia. Aún así, persiste en su diatriba, persiste en su monólogo inserto en la recomposición de las nomenclaturas de calificación universal para borrar una trayectoria de fracaso y hundimiento de la economía mexicana.

En el tema de energía adquiere contundencia en la afrenta de la exploración profunda y otras relacionadas con la autosuficiencia. Siguen conceptos aislados de no intervención, de respeto Juarista, de rescates mal guiados, de captura de voluntades, de descalificaciones y de prerrogativas de poderes fácticos. Es un ir y venir por los pasillos de la reconstrucción, que ignora, por las rutas de la escasez que no conoce, por las sendas del combate a sistemas autoritarios derribados en 1989, de monumentos cimbrados en la desolación y la ruina, que jamás ha visto ni verá. 

En la invitación al paraje de la prosperidad deja una puerta cerrada ante la ignominia marcada y ante la deserción de la apertura. Simula pasajes de arrostro de las naciones extintas en la oscuridad de la cerrazón unas y otras del dominio anhelado como sueño de imperio. Esas fases las conocen de sobra las naciones viejas; las nuevas las aquilatan y las desechan. Los afanes totalitarios envuelven al mexicano en ese Laberinto de Soledad que Paz señalaba como destino impertérrito cuando se olvidan las formas y cuando se traicionan los preceptos de origen. El tiempo de México lo señaló Fuentes y se preserva como tiempo nuestro…

 

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