Turquía, después de las elecciones

Todo indica que la zona va hacia un relajamiento en las relaciones y que buscará beneficios recíprocos en una coyuntura mundial peligrosa que exige la cooperación entre los países.

25 de julio, 2023

Hassan Mahmoud med Ebrahim

A partir de 2011, cuando ocurrió la llamada ¨primavera árabe¨, el presidente turco muy hábilmente aprovechó las circunstancias políticas regionales para posicionarse como el único líder de la zona a través de sus aliados islamistas, mal llamados hermanos musulmanes. Pues, apoyó públicamente a las nuevas autoridades de corte islamista fanático en Túnez, Libia, Egipto, Sudan, Siria y demás países donde hubo revueltas, mas no llegaron al cambio de régimen político y social como Argelia, Marruecos e Iraq.

Sus injerencias en los asuntos internos de aquellos países causaron una muy fuerte tensión política entre Turquía y los países líderes de la zona anti-islamistas como Arabia Saudita, Egipto y Emiratos Árabes Unidos. Con Egipto tuvo a mayor de las tensiones debido a una fuerte injerencia turca y un desconocimiento de la legitimidad del presidente egipcio Al-Sisi. Además de la situación en Libia. El ejército egipcio se movilizó en la frontera con Libia en apoyo a sus aliados en el este de Libia y en defensa de sus intereses, siendo la seguridad nacional la más relevante.

De acuerdo con reportes periodísticos, los islamistas, fanáticos y clasificados como líderes de grupos terroristas tras ser derrotados en la guerra Siria contra el régimen de Assad, apoyado este por Moscú; fueron trasladados, vía aérea, desde territorio turco hacia Trípoli para combatir contra lo que queda de tropas del ejército libio, aliado de Egipto. El presidente turco en ese entonces solicitó usar el territorio de Túnez para cruzar estas tropas hacia Libia. Por supuesto, Túnez nunca aceptaría jugar semejante papel.

Una de las consecuencias de las revueltas del 2011 fue el rompimiento del orden político regional y una fuerte crisis en el sistema político regional panárabe. Basta revisar las relaciones diplomáticas entre los países del golfo con Arabia Saudita por un lado y Qatar por el otro.

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Las tensiones empezaron a relajarse después de la ¨Declaración de Al -Ulla¨, como resultado de la cumbre celebrada en la misma ciudad de Arabia Saudita. Kuwait y Estados Unidos realizaron los mayores esfuerzos, aunado a los intentos de la Unión Europea, Alemania, y la propia Rusia, para llegar a ese resultado. Pues una tensión en una zona importante geopolíticamente, donde se ubican Irán e Israel, es perjudicial a todas las partes y amenaza los interés mundiales. Turquía, desde el punto de vista de muchos, no ayudaba con su actitud injerencista y aprovechada.

Ahora que la ola islamista perdió su auge y perdieron su poder político e influencia social en países como Egipto, Túnez, Argelia, Marruecos, Siria y Sudan; a Turquía no le queda más que iniciar un nuevo capitulo en sus relaciones con sus vecinos. La confrontación no ha rendido muchos frutos. Al contrario, un bloqueo económico de parte de Arabia Saudita y un desafío militar egipcio en Libia pusieron de manifiesto al hábil presidente Erdogan que su economía no aguantaría un rompimiento total en las relaciones con los países árabes. Además, sus políticas acerca de la cuestión de Chipre, sus roces con Grecia y el gas del mediterráneo le puso en contra de los intereses europeos, alineados, en este caso, con los intereses egipcios.

Reforzado por los resultados de las elecciones presidenciales, el presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan, realizó una gira por los países del Golfo que se espera tenga efectos muy significativos en el contexto del posicionamiento económico y político de la Turquía postelectoral. De visita en Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, Erdogan firmó acuerdos muy importantes. Esta visita y los acuerdos alcanzados han iniciado una nueva etapa en las relaciones de ese país con sus vecinos.

El objetivo principal de la gira por los países árabes ricos fue abordar los temas de desarrollo regional, así como las relaciones militares, políticas y económicas. La primera parada del presidente fue en Arabia Saudita. Erdogan se reunió con el rey Salmán bin Abdulaziz Al Saúd y el príncipe heredero Mohamed bin Salman. Erdogan firmó importantes acuerdos militares, políticos y económicos. Especialmente, se firmaron acuerdos de venta, capacitación y producción conjunta entre Arabia Saudita y la empresa Baykar, que es el principal fabricante de sistema de vehículos aéreos no tripulados armados (SİHA) de Turquía.

Además, los acuerdos durante esa gira incluyen inversiones para el proceso de reconstrucción posterior a los terremotos ocurridos el pasado febrero en Turquía. Coincido con la opinión que sostiene el éxito de la gira del presidente Erdogan por el Golfo, ya que ha iniciado construir una asociación estratégica con países relevantes, además de fortalecer la asociación estratégica ya establecida con Qatar.

Estos esfuerzos se conjugan con una anunciada visita del presidente egipcio Al – Sissi, a Turquía tras años de tensión política. Erdogan ya empezó a preparar el camino del regreso a relaciones plenas con El Cairo, a través de retirar parte de su apoyo a los islamistas opositores al régimen egipcio. Todo indica que la zona va hacia un relajamiento en las relaciones y que buscará beneficios recíprocos en una coyuntura mundial peligrosa que exige la cooperación entre los países y juntar esfuerzos por encima de ideologías.