Irena Sendler

Lo imposible deja de serlo cuando alguien lo realiza. Nelson Mandela Durante la Segunda Guerra Mundial se suscitaron una serie de incidentes que mostraron el...

17 de diciembre, 2018

Lo imposible deja de serlo cuando alguien lo realiza.

Nelson Mandela

Durante la Segunda Guerra Mundial se suscitaron una serie de incidentes que mostraron el horror y la vergüenza de la conducta humana, pero también hubo otros que resaltaron la bondad y la solidaridad del ser humano consigo mismo. Esta es una historia verídica de una mala época de crisis que al final se resolvió destacando las mejores actitudes del individuo.

Irena Sendler era una católica Polaca que tenía 29 años cuando el ejército alemán invadió Polonia en 1939. Trabajaba en el Departamento de Salubridad en Varsovia en la sección de Enfermedades Contagiosas, en calidad de Trabajadora Social. Sin embargo, tuvo la osadía de conseguirse una falsa identidad como enfermera y se hizo pasar como especialista en enfermedades contagiosas, para así tener libertad de acción y poder entrar y salir del ghetto de Varsovia a voluntad. Sus funciones eran llevar comida, medicinas y ropas a las numerosas familias judías concentradas en el ghetto, pero en realidad ella observaba y estudiaba los movimientos de los guardias para poder lograr su objetivo principal: sacar a los pequeños de esa antesala fatídica y acomodarlos con otras familias católicas dispuestas a ocultarlos en la clandestinidad.

La tarea no era fácil, había mucho riesgo para todos y el castigo era siempre el mismo, la muerte. Los alemanes estaban muy ocupados con los censos de la población que revelaron una cantidad exorbitante de Judíos muy superior a la que ellos habían calculado. Para poder controlarlos, habían hacinado a miles de familias en complejos habitacionales en el centro de Varsovia, donde muy pronto los espacios, los víveres y las medicinas fueron insuficientes, había que sacar a los pequeños de ese lugar.

 Irena era miembro de Zagota, un grupo clandestino que abiertamente desafiaba a los alemanes, también se le conocía como: Irena Sendlerowa o simplemente como: Jolanta. Esta organización logró sacar del ghetto entre 2500 y 3000 niños a los cuales se les acomodó con familias católicas o en organizaciones religiosas que los ocultaron, aunque en ocasiones fue necesario trasladarlos de lugar en lugar, según las necesidades. El riesgo de los integrantes de Zagota era cada vez mayor, hubo momentos en que Irena tenia que sacar, documentar, trasportar y entregar a los pequeños ella misma, el objetivo final era que los niños se reunirían con sus padres hacia el final de la guerra, deseo que no se realizó porque la gran mayoría fueron enviados a Treblinka, donde perecieron.

Muchas fueron las maneras como Irena sacó a los niños del ghetto, la más simple fue aprovechando algunos de los edificios de la periferia que tenían entradas que daban hacia el ghetto y también otras puertas que daban a la calle, fuera del ghetto. Ella simplemente cogía al pequeño de la mano y salía a la calle por la otra puerta, en ocasiones era necesario falsificar documentos de identidad del pequeño, como precaución. En otros casos, ella sacaba a los niños escondidos en el fondo de un carromato lleno de basura, en otras ocasiones, por la puerta principal si tenían síntomas aparentes de alguna enfermedad. Hubo veces en que los pequeños fueron sedados y metidos en cajas de madera o cartón, inclusive en ataúdes, o bien entre los mismos muertos, también lograron escapar sumergiéndose en las cañerías. La organización le procuraba documentos de identidad falsos, por si era necesario presentarlos en la puerta. Sin embargo, la acción mas importante era mantener la identidad de los fugitivos, de tal manera que ella documentó sigilosamente los papeles de cada uno y los metió en botellas vacías que enterró en lugares secretos.

En un principio la organización comenzó sacando a los huérfanos desprotegidos y después, ella misma empezó a convencer a las madres para que se los entregaran, actos verdaderamente conmovedores, llenos de esperanza y confianza que siempre inspiró la integridad de Irena. Hasta donde se sabe, cada pequeño aun recuerda su historia, ninguno sufrió daño alguno. Sin embargo, solo algunos pudieron reunirse con sus padres o parientes.

Las actividades de Irena tuvieron su fin el 20 de Octubre de 1943 cuando fue arrestada, interrogada y torturada con gran saña, al final fue condenada a muerte porque no denuncio los nombres de sus cómplices. Cuando estuvo al punto de ser fusilada, sus compañeros de Zegota lograron sobornar a los guardias y ella quedó finalmente en libertad en Febrero de 1944. El acuerdo era que ella tenía que desaparecer y cumplió su promesa, desapareció y huyó de Polonia.

Terminada la guerra se casó con uno de sus antiguos camaradas y tuvo tres hijos, después todo volvió a la normalidad, pero ella siguió llenando al mundo de bondades. En el 2008 fue candidata al Premio Nobel de la Paz el cual no le fue concedido. Irena Sendler murió el 12 de Mayo del 2008 a la edad de 98 años. Quienes hayan visto su fotografía recordarán la mirada penetrante de alguien satisfecha con su vida, que tuvo una existencia plena a pesar de las circunstancias tan agobiantes que le tocaron vivir.

Alguien recordó su historia porque la hicieron una película titulada: The Courageous Heart if Irena Sendler. Sin embargo, la verdadera notoriedad de Irena surgió de: Life in a Jar, un proyecto escolar de cuatro estudiantes que recolectaron su biografía y la popularizaron a tal grado que algunos de ellos fueron a Polonia a visitar las ruinas del ghetto y a recabar más datos. En una entrevista que le hicieron en 1999 ella confesó estar profundamente conmovida y agradecida porque alguien hubiera recordado sus experiencias y su participación en Zegota y que solo lamentaba que muchos de sus compañeros no pudieran estar con ella.

Hoy en día existen circunstancias muy semejantes a Varsovia en el 1940, las vemos y oímos a diario desde Myanmar, Bangladesh, Siria; etc; donde la bondad del hombre se asoma a ratos y cobija a los desprotegidos y débiles y les levanta para continuar.

La maldad es grande pero la bondad y la solidaridad son infinitas.

FELIZ NAVIDAD a todos los lectores.

 

REFERENCIAS:

Mieszkowska, Anna. The Mother of the Holocaust Children. Peterborough, ON. Canada. 2001.

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