¿Estamos en guerra? La “realidad- horror”

“Realmente la palabra guerra ha cobrado vida no únicamente en México, sino en todo lugar del mundo… “Realmente la palabra guerra ha cobrado vida no únicamente en México, sino en todo lugar del mundo, el cual ha...

4 de noviembre, 2016
indiferencia

“Realmente la palabra guerra ha cobrado vida no únicamente en México, sino en todo lugar del mundo…

“Realmente la palabra guerra ha cobrado vida no únicamente en México, sino en todo lugar del mundo, el cual ha sufrido dos guerras mundiales, donde la desesperación, la impotencia, el miedo, la ira y la injusticia han destacado en aquellos tiempos un mundo de crueldad. Nuestra patria esta dolida por tanto mal causado, al grado que pareciera que la esperanza ya no tiene el ánimo siquiera para tomar un respiro y seguir, se piensa que se ha perdido tanto que ya no se puede recuperar nada, y que nada es tan importante para volver a vivir, por que la humanidad pareciera que está muerta. ¡Sí¡ existe una profunda herida y se externa en una silenciosa y peligrosa guerra mundial actual llamada indiferencia, donde ya nada importa, nada tiene sentido ni valor”.

El párrafo anterior está extraído de un texto que una alumna de la carrera de psicología dictó en la ceremonia de la consumación de la independencia el pasado septiembre. Me pareció muy interesante el puno de vista de una joven frente a la realidad que le está tocando vivir. Con esta reflexión, comparto igual que ella, que la guerra más letal, peligrosa y destructiva se está dando ahora, en el tiempo en que más se conoce sobre derechos humanos y donde estamos más informados que nunca (que no significa que el alcance a la información, a la noticia, a los sucesos en tiempo real, se conviertan en conocimiento y/o pensamiento crítico), sin embargo, esa indiferencia, se hace evidente en un mundo de consumo, de abusos, cinismo de políticos corruptos, del desprecio a la vida que nos envuelve en una guerra letal contra el hombre, es una guerra civil y mundial, es una guerra individual, es una guerra social.

¿Por qué esa indiferencia?, ¿por qué no somos solidarios y nos ayudamos en vez de voltear hacia otro lado y fingir que no pasa nada?, ¿por qué la indiferencia nos ha llevado a pensar que la vida vale poco o tiene un precio? ¿por qué abusamos del otro en vez de cobijarlo?

Una interesante hipótesis y trabajo de investigación tiene la investigadora Michela Marzano en su libro “La muerte como espectáculo, la difusión de la violencia en internet y sus implicaciones éticas” sobre lo que ven los jóvenes a través de las redes y su probable causa de la indiferencia y desprecio por la vida.

Dice Marzano -refiriéndose a las tecnologías digitales-, a los que libremente circula en la red, mostrando videos de tortura y ejecuciones, de maltrato, de humillación, a los que se accede desde cualquier ordenador o móvil y son vistos por miles de personas (principalmente jóvenes).  El problema de estos videos es que son reales (2007).

El 2004 se inicia el camino de esta “realidad – horror” con los primeros videos de ejecuciones de grupos islamistas.  Marzono empieza su investigación a partir de preguntarse ¿quién mira éstos videos? ¿Dónde se podían encontrar? ¿qué querían mostrar los videos? Y ¿cómo habríamos llegado a ese extremo? La violencia se convierte un espectáculo…es divertido. Un ejemplo es el happy slapping, en nombre de la diversión que consiste en caer sobre una víctima e infligirle una especie de correctivo, mientras un cómplice filma la escena con una cámara o un móvil. Esta actividad al principio formaba parte del “fun”, divertido, pero rápidamente se mostró más bien temible. ¿Es posible divertirse con el sufrimiento ajeno?

Ejemplos extremos, ejemplos cotidianos…desde las decapitaciones de prisioneros occidentales en manos de extremistas islamistas que se publican en la red, trato indigno de soldados con prisioneros, hasta el atropellamiento de un borracho a su familia, los niños que por diversión graban molestando a sus compañeros, el ciber buyin donde el video muestra abusos y los amigos/compañeros lo difunden como un motivo de risa y diversión.

La sociedad actual que consume el mercado de imágenes, desde los videojuegos violentos -que muestran tortura, ejecuciones y muerte en un juego de competencia- hasta las películas y series de televisión con un alto grado de imágenes violentas son percibidas como una realidad ficción. La tesis de Marzano incluye preguntar ¿por qué contenerse con la ficción – horror?, por qué no acceder al horror  real?, ¿la ficción no es el preludio, la vía de acceso a la realidad horror? El espectáculo de la violencia tiene a menudo algo contagioso.

En los sitios donde se propagan estos videos se invoca el derecho a los ciudadanos a ser “informados”. En nombre de la libertad de información se hace públicas imágenes abrumadoras. Esto es lo que se puede ver con acceso a internet.

Más allá de la investigación que se enmarca en los derechos de libertad de información y sus implicaciones éticas en los medios, la autora concluye “cuando se habla de guerra, de tortura o de ejecuciones, hay que analizar los acontecimientos en todo su horror, a veces con ayuda de imágenes explícitas. Pero la muerte reducida a un espectáculo –la realidad – horror- tiene un objetivo opuesto: los videos macabros no generan ni el análisis ni la reflexión; paralizan el pensamiento, dejan estupefacto y, por tanto, confortan –y refuerzan- la indiferencia o el disfrute de los espectadores”.

El hecho de estar constantemente en contacto con la violencia y sus múltiples manifestaciones crea una especie de hábito; y el hábito embota las emociones y atenúa la cólera ante las injusticias al que nos enfrentamos. Acostumbrarse a la crueldad y creer que la compasión ante el sufrimiento de los demás no es más que un signo de debilidad (Marzano M. 2007).  Este es el mayor peligro que amenaza a la humanidad, la guerra contra el exterminio de lo humano desde la indiferencia. Cuando no existe otro yo…lo humano, matamos la vida.

Una guerra trae muerte, desesperación, impotencia, miedo, ira, injusticia, indiferencia, …la pregunta se queda como reflexión ante lo que acontece a partir de la realidad vivida por los jóvenes a través de los medios de comunicación y las redes, ya sean fijos o móviles, donde al parecer no existen límites más que el acceso a la tecnología.

¿Estamos en guerra? ¿Cuál es el límite del derecho a la información/imagen? ¿Qué necesitamos para ser críticos, objetivos pero humanizarnos al mismo tiempo?

¡Hagamos la diferencia! Se solidario www.change.org

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Referencia

Marzano M. (2007) La muerte como espectáculo, Estudio sobre la “realidad – horror”. Traducción Nuria Viver. Ensayos TusQuets editores. Original en Francés.

Discurso Consumación de la independencia de María Fernanda García, alumna de la licenciatura en psicología  UPAEP.

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