El PAN perdió una oportunidad de oro al no expulsar de sus filas, en su momento, a Fox y Calderón

El Partido Acción Nacional (PAN) fue el único contrapeso, que bien o mal, tuvo el largo periodo de más de siete décadas de régimen de...

18 de diciembre, 2019

El Partido Acción Nacional (PAN) fue el único contrapeso, que bien o mal, tuvo el largo periodo de más de siete décadas de régimen de partido de Estado en México, conformado por reaccionarios a la Revolución Mexicana y el sistema, que hay que decirlo, dio al país esas mismas décadas de estabilidad política y paz social, y un progreso acelerado, que en una de sus etapas se conoció en todo el mundo como el ‘milagro mexicano´. Y si bien, y sin que ese fuera su fin mismo ni darse cuenta, resultaron ser como el Patiño que le dio legitimidad al régimen, al darle a este las herramientas necesarias para la pantalla de una democracia en las urnas, donde el único competidor real era el PRI, y donde los cargos de elección popular se decidían hacia adentro del partido tricolor.

Pero en fin, el PAN dio una lucha cívica, que en sus orígenes no tuvo poco de loable, y que si bien no desde del gobierno, si fungió como cierto contrapeso en ese largo periodo, contribuyendo con su parte al largo proceso de transición a una democracia plena, hoy aún inacabado, pero ya en franco y verdadero avance, cristalizándose en las reformas electorales de 1996, que dieron como fruto los cambios en la correlación de fuerzas en el Congreso a partir de las elecciones intermedias de 1997, donde el PRI perdió sus, en apariencia, eternas y aplastantes mayorías.

Esto devino en lo impensable, el triunfo de otro partido, en el año 2000, para ocupar la Presidencia de la República (con el PAN) y su repetición en el 2006, donde ya de plano se vio que sus prácticas y sus formas de ejercer el poder, no solo no distaban de todo lo que adolecía el PRI, sino sumándole el terrible crimen (en política lo es) de la torpeza y franca ineptitud en las sagradas cuestiones de Estado.

No tuvo que pasar mucho para que los dos exponentes en cuestión, ocupantes de la silla Presidencial, “sacaran el cobre” y traicionaran, no solo a su país, sino a su partido mismo, primero Vicente Fox, quien de plano, se sumó a la campaña del PRI en 2012, al apoyar abierta y públicamente a Enrique Peña Nieto; seguirá Calderón, quien es algo ya documentado, también se sumó al candidato priísta en cuestión, enviando a una candidata de sacrificio, como lo fue Josefina Vázquez Mota, pagándole un favor, de haberle Peña dado, aún como gobernador del Estado de México de haberle transferido cosa de medio millón de votos al panista Calderón en el 2006 (aprovechando que el priísta Roberto Madrazo no tenía ya oportunidad alguna de triunfo) permitiéndole así, llega, así haya sido por una vergonzosa puerta trasera, a Calderón en diciembre de ese año. No está de más decir que todos estos enjuagues, tuvieron como resultado una partidocracia en el poder acaso con menos contrapesos que en el régimen anterior de partido único; el gatopardismo en su máxima expresión, pues.

Lo que es de llamar la atención, fue que en ningún momento en el PAN hubieran habido voces que clamaran por lo que sería obvio: la expulsión de estos dos personajes, no solo en esos momentos, sino, aún después, cuando Fox renegó del PAN, y cuando Calderón amago con salirse del partido y al final lo hizo, llevándose a su círculo más cercano para la aventura de un minipartido propio. Esos fueron momentos dorados que el blanquiazul dejó pasar, para vestirse de frac, sacudirse lo que ya se adivinaban como unas sabandijas y que hoy no queda duda, sin embargo la aparentemente solitaria voz de un Manuel Espino no fue suficiente, los dos expresidentes mandaron al diablo al PAN, y no al revés, como hubiese sido lo lógico y natural. Si ese escenario se habría dado, hoy el PAN tendría una fuerza moral, no como para equipararse al movimiento de regeneración nacional (tanto fenómeno social como partido), pero cuando menos para no estar así de mermado y sumiéndose cada vez más en el descrédito. Las oportunidades suelen presentarse una sola vez en la vida, porque el partido blanquiazul, no tiene hoy la oportunidad de expulsar a nadie, ya que, repito, estos personajes se adelantaron y mandaron al carajo a su propio partido… la improvisación, máxime en política, cuesta muy caro.

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