El acercamiento entre el Papa Francisco y Raúl Castro

A muchos sorprendió la declaración del Papa pidiendo que los salarios de hombres y mujeres fueran iguales por el mismo trabajo. A muchos sorprendió la declaración del Papa pidiendo que los salarios de hombres y mujeres fueran...

11 de mayo, 2015

A muchos sorprendió la declaración del Papa pidiendo que los salarios de hombres y mujeres fueran iguales por el mismo trabajo.

A muchos sorprendió la declaración del Papa pidiendo que los salarios de hombres y mujeres fueran iguales por el mismo trabajo. Pero nadie sabía de cierto si el juez había empezado por su casa, especialmente porque son muy pocas las mujeres que laboran para El Vaticano. El caso es que la duda quedó disipada con una entrevista efectuada por The Vatican Insider -periódico especializado en temas eclesiales y que es una sección del periódico turinés La Stampa, propiedad de la familia Agnelli, dueños de la Fiat– a trabajadoras y trabajadores laicos de El Vaticano y de la Santa Sede.

Alessandro Candi, secretario general de la Asociación de Empleados Laicos del Vaticano -una especie de sindicato de laicos- asegura que no hay discriminación salarial con relación al género y que en los diez niveles en los que está organizada la pirámide laboral, hombres y mujeres cobran lo mismo por un trabajo igual, desde tiempos de Juan Pablo II. La responsable de la sección alemana de Radio Vaticana, la periodista austríaca Gudrun Sailes confirma lo anterior y dice que no todo mundo cree que en El Vaticano hay una paridad salarial, simplemente por prejuicio.

De 4 mil 78 empleados en el territorio vaticano, 726 son mujeres; de ese total, 371 trabajan en el Governatorato, es decir para el Estado Vaticano y sólo 28 son religiosas; las otras 391 restantes trabajan para la Santa Sede (la Curia y otros organismos como Radio Vaticana) y de ellas sólo 58 son religiosas. En total, son 640 laicas trabajadoras, la mayoría romanas, cuyas profesiones son básicamente: periodistas, archiveras, bibliotecarias, traductoras, farmacéuticas y enfermeras. Casi la mitad de las mujeres que trabajan para la Curia son egresadas de universidades.

Para ser un mundo tan masculino -supuestamente, porque el número de religiosas es bastante grande- la situación no está mal para las laicas…

En otro tema, aunque relacionado al anterior, el papa Bergoglio ha demostrado ser un hombre educado y detallista, un caballero según lo entendemos dentro de la tradición latinoamericana, pues felicitó a todas las madres, vivas y difuntas, el pasado domingo 10 de mayo. No es que esto no se hubiese visto antes, es que resulta más natural en el Papa Francisco que en sus antecesores, que se mostraban más distantes con las mujeres.

Pero lo más sorprendente de la semana fueron las declaraciones de Raúl Castro, presidente de Cuba, al salir de la audiencia que durante más de 50 minutos -ese más son los cinco minutos adicionales a los que obtuvo Barack Obama-  sostuvo con el Pontífice argentino. Lo inimaginable sucedió: el comandante Raúl Castro dijo a boca de jarro que si el Papa seguía así, volvería a rezar y se reincorporaría a la Iglesia católica. Mucho para un comunista convencido… que diariamente lee los comunicados y discursos del Papa.

Imposible pensar en algo así antes de 1990, ni después de que Fidel Castro tuvo un singular acercamiento con Juan Pablo II en 1998, ni aún cuando Benedicto XVI viajó a Cuba. Quizá la inusitado del asunto se explica más por las circunstancia. Un Papa jesuita latinoamericano frente a un presidente cubano educado por jesuitas… Más allá de lo obvio, hablan un idioma de códigos comunes que les permite entenderse más allá de sutilezas diplomáticas.

Pero en todo caso, el hipotético retorno de Raúl Casto al seno de la Iglesia pasa por detalles que dejan ver que la diplomacia bergogliana está llena de gestos sólo inteligibles para quienes entiendan las claves de la cortesía subcontinental. Uno de los detalles es que Jorge Mario Bergoglio irá primero a Cuba de camino a Estados Unidos, el próximo septiembre. Con ello, hay que decir que se modificó el itinerario para dar un lugar especial a una visita a La Habana, justo lo que no se hizo para una visita a México. Ello indica, una vez más, dónde están las prioridades, y, tal vez, las simpatías.

Otro detalle es que el contacto personal ha sido privilegiado. Incluso hasta los gestos corporales del Papa revelan su deseo de que Raúl Castro se sintiese cómodo durante la audiencia.

Con Francisco en el trono de San Pedro, cada día hay una sorpresa y el 99%, si no es que el 100%, de ellas hablan bien de la persona de Jorge Mario Bergoglio. Ojalá que su ejemplo impregne a toda la Iglesia.

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