En su discurso del lunes pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador mencionó diversos datos que, vistos aisladamente, muestran que en lo que va de su gobierno, la economía nacional está, como él mismo lo asegura, “bien y de buenas”.
Como era de esperarse, no aludió a otros datos que señalan que la economía no está en su mejor momento. En ese aspecto, se pareció a cualquier gobernante del mundo, sea este neoliberal o populista, de izquierda o de derecha, demócrata o autoritario.
A continuación enumero algunos de los datos que omitió AMLO y que indican que las cosas no están del todo “bien y de buenas:
- Los analistas redujeron sus expectativas de crecimiento del PIB. Los que participaron en la más reciente Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado del Banco de México, la redujeron a 1.13%. El 1 de julio la calificadora Standard & Poor’s la bajó 1.3%. El 17 de junio la calificadora Moody’s la disminuyó a 1.2%. Hoy no hay persona o institución que crea que la economía crecerá el 2% que pronostica el presidente.
- Durante los primeros seis meses del año, cayó 6.4% la venta al público de vehículos ligeros (INEGI).
- El índice de volumen físico de la Producción Minerometalúrgica (actividades de extracción, beneficio, fundición y afinación de minerales metálicos y no metálicos) disminuyó 1.3% en abril de 2019 frente al mes anterior. La producción cayó 5.1% en abril pasado con respecto a abril de 2018 (INEGI).
- La Encuesta Nacional de Empresas Constructoras hecha por el INEGI indica que el valor de la producción generado por las empresas constructoras aumentó 0.2% en abril de 2019 respecto al mes inmediato anterior. Sin embargo, comparado con abril de 2018, el valor de la producción se redujo 5.3%, el personal ocupado disminuyó 4.7%, las horas trabajadas cayeron 8.5% y las remuneraciones medias reales bajaron 2.4%.
- En marzo pasado, la Inversión Fija Bruta (gastos realizados en maquinaria y equipo de origen nacional e importado, así como los de construcción) disminuyó 3% frente a febrero. Los gastos en construcción cayeron 4% y los de maquinaria y equipo total 0.9%. Comparado con marzo de 2018, la Inversión Fija Bruta se desplomó 5.9%, los gastos en maquinaria y equipo total cayeron 7.5% y en construcción 4.7%.
Todos estos datos muestran que la economía no está creciendo como se esperaba que creciera.
Recordemos que el PIB disminuyó 0.2% en el trimestre enero-marzo de 2019 frente al trimestre octubre-diciembre de 2018. En caso de que el 23 de agosto, el INEGI dé a conocer que el PIB volvió a caerse en el segundo trimestre del año respecto al primero, será oficial que la economía mexicana está en una recesión.
Disminución de la inversión, baja en la producción de bienes y servicios, despidos de empleados, cierre de empresas, reducción en el consumo, caída en la recaudación de impuestos. Estos son algunos de los efectos de una recesión que, esperemos, no sea una realidad a la que debamos enfrentarnos los mexicanos.
El lunes Andrés Manuel nos describió con optimismo la situación económica del país. Sin embargo, hay problemas reales que ni él ni su equipo pueden ignorar.
Nada en la vida es siempre color de rosa. Eso incluye a la economía.
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