Fin de año en Acapulco

Dedicado a los todos los lectores de estos artículos. Dedicado a Lety y Tony. —Era tradición ir de vacaciones a Acapulco. A mis papás les...

30 de diciembre, 2015

Dedicado a los todos los lectores de estos artículos. Dedicado a Lety y Tony.

—Era tradición ir de vacaciones a Acapulco. A mis papás les encantaba. Ahora, voy de vez en cuando, el trabajo me impide ir como yo quisiera.

Laura suspiró al recordar las fiestas de fin de año, mientras platicaba con Rosy.

—La convivencia en familia, era tan divertida. Ahora sólo puedo añorar esos días, mis papás ya no están y mis hermanos festejan por su lado.

—Es una pena, a veces no se dimensiona la felicidad que se tiene, hasta que por desgracia se nos ha escapado de las manos. Laura ¿qué te parece si este año nos reunimos en el puerto? Puedes invitar a tus hermanos, quienes puedan ir, mínimo tu familia y la mía, ándale, nos vamos a divertir.

— ¿En serio? ¡Sería fantástico! Deja que lo consulte con Luis y mis hermanos…

—Laura, mira el lugar ¿Quién nos hubiera dicho que estaríamos en Acapulco festejando las fiestas decembrinas?

—La bahía está bella. Ojalá podamos ver los fuegos artificiales desde aquí. Dicen que duran como diez minutos seguidos. Eso será espectacular.

—Por cierto, ¿tus hermanos?

—Sólo vinieron Mario y Miriam, ¿te acuerdas de ellos?

—Claro, lástima por los demás. Bueno, disfrutemos lo que sí tenemos…

Llegaron los hermanos de Laura y la charla se fue a los recuerdos, después pasaron al presente, de la familia al país. Cómo el trabajo y la cotidianidad nos alejan de los buenos deseos. De pronto se empezaron a escuchar las campanadas anunciando la llegada del nuevo año: 2016

Se levantaron de la mesa, elevaron sus copas al tiempo que decían: “salud”.

Laura y Rosy cruzaron sus miradas y en mudo compromiso se prometieron que esta vez se verían con más frecuencia.

Laura giró para apreciar los hermosos fuegos artificiales, mientras susurraba…

—Papás, donde quiera que estén les mando todo mi amor. Como suele suceder el tiempo me gana, sin embargo vendré más seguido con mis hijos, como ustedes lo hacían. Un tiempo para disfrutar. Sí, papá, como tu decías, un tiempo para conocernos mejor y escuchar lo que los hijos tienen para decirnos.

Laura volteó de nuevo hacia la mesa, mientras escuchaba los brindis.

—Por un México donde reine la paz.

—Que la familia se encuentre unida y siga siendo un baluarte para los mexicanos.

—Y los padres eduquen con el ejemplo.

—Por un país donde la armonía sea nuestra cotidianidad.

—Donde los ciudadanos trabajen, pidan, exijan y apoyen a sus representantes.

Laura permanecía en silencio, esperó hasta el último deseo y entonces levantó su copa y dijo:

—Brindo por el ser humano…

¡Salud! 

Y entonces se acercó una invitada inesperada, una amiga que Laura no veía en años, les pidió permiso para brindar con ellos y dijo:

Desde Acapulco, que se cumplan sus metas más preciadas y el camino de cada mexicano inicie en familia y se extienda a este gran universo que somos TODOS. En un mundo donde la paz, la fe y la toma de conciencia sean parte de nosotros.

“Feliz año nuevo, ¡Que todos sus sueños los puedan lograr!”

Todos exclamaron:

¡Salud!,

A quienes han leído estos artículos y los que faltan todavía:

Gracias, gracias, gracias.

Les desea Juventina Chonguín.

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