Rendimientos decrecientes

Manuel Torres Rivera En una escala de aprendizaje, los rendimientos tienden a disminuir y la secuencia de recuperación es esperada. Aprendizaje es un término que...

27 de enero, 2020

Manuel Torres Rivera

En una escala de aprendizaje, los rendimientos tienden a disminuir y la secuencia de recuperación es esperada. Aprendizaje es un término que adecúa una experiencia nueva a una tarea jamás emprendida. De este modo, la adopción de proyectos con horizonte desconocido en su desenlace trata de minimizar el riesgo de fracaso ampliando las posibilidades de éxito en la ocurrencia de datos y estudios e innumerables consideraciones. La expectativa de ocurrencia ya siembra aceptación y destino. 

En los sistemas de gobierno desde luego existen fórmulas de inclusión y adhesión cuando la renovación de las ideas ocurre. El enlace de continuidad es importante por el simple efecto de acumulación generacional que todas las naciones tienen en su haber. El primer semblante de esto es la tradición, herencia cultural en las más de las veces. Las identificaciones pueden concebir desde etnias hasta valores culturales. Normalmente se convierten en situaciones inamovibles. 

La tarea de la economía viene a reforzar no solamente el arraigo de las tradiciones y otras herencias, simplemente las hace más llevaderas. El cúmulo de satisfactores en una sociedad añade a la cultura de la nación un sesgo de acomodo y un sentido de pertenencia a una modernidad irrenunciable. Aún las sociedades más estrictas admiten la presencia de satisfactores. La renuencia al cambio de una manera u otra es doblegada en un sentido de adaptación gradual.

Las economías totalitarias se aíslan de la cadena productiva, de la cadena de satisfacción individual y colectiva no por iniciativa propia, por regímenes antagónicos al progreso y al desarrollo del pensamiento, otra vez, del individual y el colectivo. El surgimiento de líderes de imposición desde una óptica equivocada de interpretación de voluntades indefectiblemente anula la activa participación de una economía de prosperidad. La quimérica suposición de igualdad confunde la iniciativa del individuo y la libertad de creación y desenvolvimiento de una idea. 

La confusión entre los conceptos de riqueza, la del ámbito que abarca la nación en su totalidad, la que naturalmente incluye el tesoro de la nación y sus haberes, la que despierta un interés de conservación y el capital, que finalmente promueve la creación de producción, tienta a los modelos equivocados a perpetuar la riqueza para una distribución equitativa, descuidando la creación de riqueza nueva. La intervención del capital es la única fórmula conocida para reponer los sistemas productivos, mediante la reinversión de utilidades y creación de posibilidades de crecimiento.

La fórmula anterior es válida en cualquier ámbito de gobierno, sea de carácter social o eminentemente capitalista en su esencia de libertad sin predominio de gobierno. El proyecto de gobierno no debe diferir en su concepción de participación activa dentro de la sociedad y de la cadena de producción. La conjunción de capital y esfuerzo y talento humano es refuerzo de progreso y respeto a la promoción de las ideas y de la búsqueda incesante del bienestar.

La implantación de ideas renovadoras en un proyecto de gobierno siempre tendrá cabida en una sociedad progresista, la continuidad de programas de asistencia es esperada y las modalidades que pudieran contribuir a sus mejoras y dispendio siempre serán aceptadas. La suplantación de programas en marcha puede entorpecer funciones adoptadas de tiempo atrás, dejando en terreno de indefensión la cobertura y finalidades del programa.

Los proyectos de gobierno esperan rendimientos parciales cuando las prerrogativas sentadas por administraciones anteriores tuvieron bases de éxito y acomodo en la sociedad. Alterar programas o recortar sus alcances puede desbocar la asistencia misma.

México está viviendo un cambio dramático en la concepción de la administración de políticas públicas. El recorte sin miramiento de actividades ligadas al sector público, la captura del gasto público y la dimisión de conceptos de inversión en infraestructura y cancelación de obra pública, ha detenido la economía en su totalidad. El dinamismo esperado en la inversión y en la invitación al capital simplemente no se ha dado. La contradicción en la implantación de un modelo de economía que en la suscripción de un bloque de comercio alienta la inversión y la adopción y promoción de obra que contempla la transición en turno como relevante, destruyen la dispersión del elemento crucial para radicar capital: la confianza.

Si en algún momento el proyecto de gobierno en turno contempló la vía de la adaptación de un modelo cifrado en la dádiva para acelerar algún ritmo económico, el fracaso estaba anticipado y anunciado por lo estático de su propia función. La recepción de un aliento no correspondido en el ámbito del ingreso hace de la función receptiva un ejercicio de dispersión de la riqueza de la nación. El efecto multiplicador en el consumo jamás se daría bajo estas circunstancias por el simple hecho de atender necesidades básicas y no las orientadas al empleo, como una de las miras de origen.

Al perderse el robustecimiento de los mercados internos como una meta prioritaria de administración pública, la dispersión misma cifrada en la dádiva pierde objetividad y diluye las perspectivas de orientación y vocación individual. Esta pérdida puede convertirse en generacional y distraer los verdaderos objetivos de una economía progresista. Venezuela es ejemplo relevante de retraso generacional. 

La experimentación de fórmulas probadas en el fracaso en otras naciones debería despertar el tiempo mexicano, el tiempo de este siglo, el tiempo de la economía de mercado, tiempo que borraría los rendimientos decrecientes que vivimos. El proyecto de esta transición es fallido en su concepción de retención de presupuesto; simplemente debería ahondar en las prerrogativas de ampliar las facilidades de inversión en infraestructura, remodelar la concepción de asistencia y cancelar o reanudar en su caso, obra significativa. La invitación al capital elimina los rendimientos decrecientes.

 

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