KARMA HAITIANO

A las puertas del psiquiátrico lo dejaron cuando niño, había cumplido apenas, los tres años, pero su mirada era casi demoníaca, sus actitudes.......

17 de enero, 2020

A las puertas del psiquiátrico lo dejaron cuando niño, había cumplido apenas, los tres años, pero su mirada era casi demoníaca, sus actitudes no distaba de serlo, violento las más de las veces, incontrolable e impredecible, siempre, a pesar de su corta edad, desde que llegó hasta los ocho años, solo atinaba a pronunciar un par de palabras ininteligibles, pero repetidas hasta el hartazgo: “TOTONS MACOUTES”, después y estando en México, con rasgos de persona promedio en este país y de no haber oído otro idioma que no fuera el español, lanzaba algunos alaridos y vocablos en algo que se parecía mucho al francés.

 

   Ya para cuando tenía unos once años, el engendro en que se había convertido había desarrollado una tolerancia poco frecuente a los fármacos. Se dormía apenas y con la dosis inyectada con la que se dormiría a un equino, me aseguro uno de los doctores una tarde. La frase la repetía a diario, a todas horas, hasta que mi curiosidad me llevó a teclear en GOOGLE mas o menos esas dos palabras como yo las entendía, “Totons Macoutes”; lo que salio me dejó helado: los TOTONS MACOUTES había sido el aparato paramilitar, la policía politica y represora en Haití en los años 50, en los tiempos del temible dictador Francois Duvalier, con los que este se aseguró permanecer en el poder por largo tiempo, dándose el lujo de al morir, heredarlo a su joven hijo, de 19 años, de nombre Jean Claude. 

 

   Haití se convirtió en un auténtico infierno de Dante por donde los efectivos de este cuerpo del orden pasaba, quien caía en sus manos más le valía morir, como de hecho pasaba con muchos, disparar antes de preguntar, era la consigna muchas veces; “Papa Doc”, como se le conocía, por ser médico, tenía por finca privada a un país en la miseria y vivía como emperador, su heredero “Baby Doc” solo esperaba el momento de la sucesión, con los Totons Macoutes, milicia perfectamente aceitada a base de dinero e impunidad no podía haber contratiempos, más de 40 mil efectivos, gorilas mercenarios sin alma, y leales y sometidos por el Reyezuelo, a toda prueba.

 

   Los Totons Macoutes tenían como práctica común, dejar los cadáveres de los opositores, torturados antes de ser asesinados, en la calle o en las plazas públicas, hasta ser consumidos por la descomposición, sin que nadie se atreviera a darles cristiana sepultura; sus familiares también habían sido antes ya, siempre, exterminados.

 

   El ya adolescente, de 15 o 16 años era el mayor problema del manicomio, eufemísticamente llamado hospital psiquiátrico. Así que un buen dia, lleve a una curandera cubana, radicada en la Ciudad de México desde hacía muchos años. En seguida, se acercó al chico amarrado, fumo un fuerte tabaco al tiempo de tomar fuertes tragos de aguardiente y espeto: “este muchacho es una encarnación de una persona endemoniada, por lo tanto su destino es pagar en esta vida, todos sus crímenes cometidos en la pasada”. A mi no me quedó duda, la encarnación de Francois Duvalier había nacido en México, y pagaba sus horrores pasados con otros tantos padecidos el mismo en su presente horroroso. Al día siguiente, el chavo despertó, y a pesar del peso de sus cadenas de hierro oxidado, pudo correr y estrellar su cabeza en una pared, pereciendo casi de forma instantánea.

 

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