Proteína alimenticia del futuro

No cabe duda qué la existencia del hombre está contenida en varios ciclos y que nosotros en el 2019 estamos a punto de iniciar una...

15 de noviembre, 2019

No cabe duda qué la existencia del hombre está contenida en varios ciclos y que nosotros en el 2019 estamos a punto de iniciar una nueva etapa. Durante nuestra evolución tuvimos que sortear muchísimas dificultades, una de las principales fue la alimentación. El hombre se adaptó y comió todo lo que le proporcionó algún beneficio. Al fin, el objetivo principal era sobrevivir. Comió y asimiló de todo, inclusive insectos.

Siempre encontró la manera para recolectar, cocinar y obtener la energía de otras criaturas y satisfacer las necesidades nutricionales representadas en la ingesta de azúcares, grasas, proteínas y minerales. Sus posibilidades eran limitadas, pero logró superarlas con el tiempo. Después, llegó a ser el mago de la química y la biotecnología y creo maravillas, tantas que las abusó y empezó a erosionar las bondades que el medio ambiente le había proporcionado. Alcanzó su límite cuando se convirtió en el ser omnipotente y se concedió la ventaja de reproducirse hasta alcanzar niveles desproporcionados de población. Ahora que tiene de nuevo la amenaza de la sobre población, debe empezar a considerar otras alternativas para alimentar el cuantiosísimo número de habitantes que aparecerán en un futuro cercano (se calcula que la población para el 2050 será de 9 millones de millones).

La situación no es fácil ya que antes deberá resolver un gran problema que él mismo se ha creado, la contaminación del ambiente. Ya no puede seguir deteriorando nuestro entorno, ya no es posible desarrollar más comodidades ni productos o accesorios superfluos y contaminantes que solo han amenazado nuestra tranquilidad.

Las diversas sociedades que habitan el planeta deben buscar soluciones más simples y directas para resolver sus problemas más inmediatos. En el caso de la alimentación, el hombre tiene la enorme posibilidad de producir nutrientes a un bajo costo, que satisfagan las necesidades del individuo y que no signifiquen un riesgo ambiental para ningún ecosistema.

Estamos precisamente en la etapa más propicia para desarrollar la re introducción de una nueva metodología que garantice la producción de proteína para el consumo humano. Esta práctica no es del todo una novedad, casi todas las culturas en el mundo han recurrido a esta actividad para alimentarse, muchas de ellas continúan haciéndolo con gran éxito y orgullo porque también lo han utilizado en su arte y su cultura. México tiene una honda tradición en el consumo de insectos, los lugares más especializados en estos platillos gourmet son las cantinas y restaurantes selectos en la Ciudad de México. Además, se sabe que existen numerosas granjas que crían volúmenes considerables de insectos que son exportados a Europa. Sin embargo: Laos, Tailandia y Viet-Nam son los países líderes en este comercio.

De manera que no hay nada nuevo bajo el sol, el método de establecer granjas que sirvan como criaderos de insectos es el más simple, económico, oportuno y sin daño al medio ambiente. De hecho, cerca de dos millones de millones de individuos están obteniendo actualmente su proteína alimenticia a partir de los insectos. Tienen una amplia variedad para escoger, pues se han reportado cerca de 1900 especies que sirven para este propósito.

Los insectos más utilizados son: los escarabajos, los gusanos, las abejas, las avispas, las hormigas, los grillos, las luciérnagas, etc. Los lugareños saben bien los lugares, las temperaturas y humedades, las épocas de reproducción, los elementos tóxicos y la clase de material orgánico que hay que evitar, etc. Todo esto en condiciones naturales, donde el hombre no tiene ningún control sobre las poblaciones, los contagios con microorganismos, los materiales orgánicos adyacentes y todas las circunstancias y elementos afines a un entorno natural.

Gran número de insectos vivos o muertos están contaminados con bacterias, hongos y hasta virus que se encuentran en los micro habitas del suelo y obviamente forman parte de las complejas interacciones de la materia orgánica que se realizan en las capas más superficiales de la rizosfera. Sin duda, dichos microorganismos podrían significar algún riesgo para el consumidor, pero toda esta microflora se puede eliminar o inactivar mediante diversas técnicas simples que explicaremos más adelante.

Es importante mencionar que muchas de las proteínas o aminoácidos conservan sus propiedades medicinales o como estimulantes de funciones específicas (del tipo estreñimiento, capacidad de absorción, actividad neurotransmisora, etc.) dependiendo del tratamiento que se les de a los restos de los insectos, pero en general, siempre existe un beneficio para el consumidor. Todas estas actividades corresponden a la recolecta en medios naturales donde las condiciones no están bajo el control del consumidor, quien simplemente recolecta.

Obviamente, el proceso se puede optimizar con algunas modificaciones menores que además son muy económicas. Se puede empezar por construir criaderos de insectos con condiciones sanitarias aceptables para reducir las contaminaciones microbianas, sin llegar a niveles de esterilidad que podrían dañar a los insectos. También es posible ajustar una dieta alimenticia y condiciones optimas de temperatura y humedad.

Al final, el tratamiento es muy simple, los insectos se secan al aire primero, posteriormente se pueden hervir, tostar, freír, fermentar, ahumar o moler; según el tratamiento culinario que se tenga en mente. Incluso se pueden secar y después freír para servir junto con otra comida u otro platillo. En fin, todo es al gusto de la gastronomía y la cultura.

Las cuentas microbianas o las toxinas presentes automáticamente disminuyen o se desnaturalizan, de manera que el riesgo infectivo automáticamente se cancela. Muchas de las substancias químicas adheridas a los caparazones de los escarabajos también quedan reducidas a substancias inactivas que no reaccionan.

La proteína como alimento se está encareciendo tremendamente por los altos costos de los insumos o las operaciones que tienen que realizarse para conseguir proteínas de calidad. Algunas de las causas más frecuentes son: el pastizal cuesta más caro, en especie y por los costos del agua que son prohibitivos. La otra opción, la pesca esta encareciéndose también por la contaminación y la sobre explotación del recurso, esto obviamente es un grave detrimento a la producción natural de proteína, lo cual la encarecerá. La otra alternativa sería la biotecnología, especialmente la microbiológica, pero es altamente técnica y por lo tanto no es barata.

En párrafos anteriores se mencionaron dos factores fundamentales para la solución de este gran desafío: una metodología practica y económica, al alcance de cualquier país y un diseño simple y práctico que cualquier sociedad pueda desarrollar. El establecimiento de granjas de insectos puede ser la respuesta que satisfaga las necesidades de las generaciones futuras.

El regreso a sus antiguas ocupaciones tal vez le devuelva al hombre el justo atractivo por la vida y la ilusión de sentirse una criatura útil más en este mundo.

 

 

Antonio G. Trejo                                   Correo electrónico: [email protected]

Noviembre 11 del 2019.

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