Volver a delinquir, único recurso

Leí una nota en Diario Tijuana , en la que el alcalde Juan Manuel Gastélum, habla de ampliar el catálogo de delitos y apunta: “…de… Leí una nota en Diario Tijuana, en la que el alcalde Juan...

25 de julio, 2017

RHT

Leí una nota en Diario Tijuana , en la que el alcalde Juan Manuel Gastélum, habla de ampliar el catálogo de delitos y apunta: “…de…

Leí una nota en Diario Tijuana, en la que el alcalde Juan Manuel Gastélum, habla de ampliar el catálogo de delitos y apunta: “…de acuerdo a información de autoridades estatales, se encuentran en las calles alrededor de 5 mil presuntos delincuentes que bajo el anterior esquema penal deberían estar en los penales, y salvo algunas excepciones que debe haber, muchos de ellos andan buscando cómo volver a delinquir”

Me parece que los delincuentes, a quienes les benefició el Nuevo Sistema de Justicia Penal, no “buscan” delinquir, no es esa la meta de muchos de ellos. Y precisamente porque el nuevo sistema de justicia deja libres a tantos (lo merezcan o no) era importante que los patronatos para o pre liberados hicieran su trabajo y cumplieran con sus reglamentos y ordenanzas.

Me aseguran, desde la oficina del Patronato en Tijuana que, por ley, los patronatos ya no existen, aunque los pocos que quedan siguen trabajando con los apoyos que pueden y tratan de no abandonar a los ex convictos que se acercan al patronato. De esta suspensión no encontré comunicados oficiales que corroboren la información.

En muchos estados de la República, los patronatos hacían una labor importante para quienes merecían (o no) salir a las calles y regresar a casa. Para quienes fueron apoyados y cumplieron sus sentencias, salieron con oficios aprendidos y son productivos viviendo en sana convivencia social y familiar.

Los Patronatos tenían la obligación, según sus decretos, de preparar al interno para la vida productiva. Aun cuando los puestos de los integrantes de los patronatos son puestos honorarios y reciben limitados recursos, sí contaban, en su órgano, con profesionistas, empresarios y gente del ámbito político. Eran ellos, los responsables de guiar e instruir a los presos y ex convictos para instalarlos en la vida económica de las comunidades.

Estaba claro que los patronatos, específicamente el de Tijuana, dejó de hacer su trabajo y no cumplió con los estatutos desde que un chef tomó la presidencia. En alguna ocasión, suscribí un artículo que habla del Patronato para liberados este, como muchos otros temas de importancia quedan en la indiferencia, a nadie le importa la atención que requiere un delincuente y sí les importa cuestionarlos cuando vuelven a delinquir. Es responsabilidad de muchos, que un interno se instale en la realidad de sus delitos, se responsabilice de ellos y tome conciencia de la vida que quiere cuando termine su sentencia.

De entre todos los responsables de la reinserción social, hay organizaciones civiles que buscan apoyar al sistema penitenciario y que hacen las veces de patronato. También hay instituciones que únicamente solicitan horarios dentro de los penales para, con rapidez, hacer un cierre de sus programas con un montón de fotos de evidencia para comprobar el recurso obtenido. Estos programas institucionales de convenio, como son obligatorios, no cumplen con el propósito real y los internos solo son utilizados. Muchos de los programas no tienen un seguimiento y los resultados están en las calles cuando vuelven a delinquir, porque tienen que hacerlo, no porque quieran.

Todas las actividades de oficio y educación dentro de la penitenciaría se anuncian entre celdas como voluntarias, el interno que quiera se anota en la lista y asiste. De la misma forma puede decidir que ya no quiere seguir atendiendo y se ausenta de la clase sin que nadie le pida razones; por otro lado, es obligatorio para los reclusos asistir a los eventos “sociales” de las autoridades para la foto oficial mientras los internos se aburren, aplauden y se portan muy bien. De regreso a las celdas, saben que solo fueron exhibidos.

La Comisión de Derechos Humanos, en el caso de las penitenciarías, ha trabajado de forma incongruente en muchos aspectos, entre otros, ¿Porqué permitir que sea voluntaria la educación del interno, y, por otro lado, permitir que se les obligue a ser parte de una foto o un evento superficial que no les aporta nada?

Son muy pocas las personas, los activistas, fundaciones o asociaciones que, por vocación quieren cumplir con sus programas y documentar resultados en los internos, irónicamente a estas personas no se les permite o ni siquiera pueden terminar su programa, estas organizaciones civiles terminan desistiendo.

Hay muy pocos programas en la comunidad que se dedican a convocar a los ex convictos para apoyarlos en su proceso de reinserción, son a veces, las únicas personas que saben que no todos quieren volver a delinquir; también hay delincuentes en las calles esperando que salgan los otros para darles una chambita y ante la falta de empleo y preparación, aceptan volver a delinquir.

En Tijuana, el patronato para liberados cometió un error garrafal al nombrar al chef Martín Muñoz como presidente y a partir de su apresurada toma de protesta, el patronato no sirvió, no sirvió para los internos y mucho menos para la sociedad.

En lugar de reforzar a los organismos que hacen mancuerna con las autoridades en los penales, la ley retira la obligación de, en este caso, los patronatos. Aunado a las inservibles campañas de prevención del delito, están dejando al sistema penitenciario sin apoyos. Hoy, muchos delincuentes vuelven a las calles sin saber cómo funcionar hasta que se tropiezan con la misma piedra y encuentran que volver a delinquir, es su último recurso.

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