Pegar garrotazos a lo tonto: la Violencia en México y el Fraude Electoral de 2006

Hace unos días, López Obrador hizo una declaración que molestó a muchas personas.

24 de septiembre, 2018

Hace unos días, López Obrador hizo una declaración que molestó a muchas personas. ¿Qué dijo? En resumen, que la violencia que hoy padecemos se debe al fraude electoral que él sufrió en 2006:

«Creo que le han hecho mucho daño a México: el fraude electoral, la anti-democracia. Esta crisis que estamos viviendo de inseguridad, de violencia, esto que es lamentable, horroroso, de los muertos que ponen en un tráiler, en dos tráilers, todo eso es producto del fraude electoral del 2006, porque se desató la violencia, porque no ganaron la elección en el 2006, impusieron al presidente, y él para legitimarse le declaró la guerra al narcotráfico y le pegó un garrotazo a lo tonto al avispero, y desde entonces hay mucha violencia en México. Entonces, ¿cuál fue el origen? Un fraude electoral. Eso no hay que olvidarlo. Si se hubiese respetado la votación de los ciudadanos no estaría así el país. Hay que refrescar a veces la memoria, porque nada más nos vamos con los hechos actuales, como si no hubiese antecedentes.»

Las reacciones en las redes sociales ridiculizaron esta declaración y no faltaron quienes acusaron demencia en el tabasqueño. Pero analizando con la frialdad de los números debemos reconocer que AMLO tiene, en cierto sentido, razón.

Sin meterme en el asunto del supuesto fraude electoral de 2006 –fraude con el cual, a juicio de López Obrador, su contrincante, Felipe Calderón, usurpó la presidencia–, hay que reconocer que el promedio sexenal de la tasa de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes se duplicó respecto a los números de Vicente Fox, durante la administración de Felipe Calderón, según datos divulgados por Claudio X. González (Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad) el pasado día 9 de septiembre.

¿Sabe usted qué presidente tiene el promedio sexenal más bajo de la tasa de homicidios desde tiempos de Lázaro Cárdenas? Ni más ni menos que el vilipendiado Vicente Fox: 9,79 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, una tasa bastante razonable. De acuerdo, no es el 0,28 que reportó Japón en 2016 –una tasa increíblemente baja para un país que tiene una población similar a la nuestra–, pero tampoco son los más de 60 y hasta 80 que presentan Venezuela, Honduras y El Salvador, en donde, literalmente, la vida no vale nada.

Por desgracia López Obrador tiene razón: sí se incrementó la violencia a partir de 2006. La tasa de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes casi se duplicó durante la administración de Calderón: pasó del 9,79 al 18,4. Fue un incremento dramático que todos los mexicanos sentimos y seguimos resintiendo. Enrique Peña no sólo fue incapaz de controlar la violencia, sino que durante su gestión la tasa siguió al alza, y actualmente ronda los 20 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes. Pero ese es el promedio nacional. Si hacemos un análisis por ciudades, nos vamos a quedar aterrorizados. Hubo tres ciudades que en 2014 tuvieron una tasa superior a los 100 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, lo cual es una verdadera epidemia: Los Cabos, Acapulco y Tijuana. Según datos de 2017, tres de las cinco ciudades con mayor tasa de homicidio doloso en el mundo fueron mexicanas, y una de ellas ocupó el primer lugar:

  • Los Cabos: 111,33 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes.
  • Caracas: 111,19 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes.
  • Acapulco: 106,63 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes.
  • Natal (Brasil): 102,56 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes.
  • Tijuana: 100,77 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes.

Claro que la sensación de inseguridad que tenemos todos los mexicanos es real. AMLO no está equivocado al sostener que el incremento brutal de la violencia se dio a partir de Felipe Calderón. Eso no se puede controvertir, y ahí están los datos, no sólo los de Claudio X. González, sino también los del INEGI.

Calderón necesitaba legitimarse de un modo contundente. Decidió que el combate a la delincuencia organizada sería su bandera y su legitimación, y por eso declaró la guerra a los carteles, aún cuando él lo niega. Ahí están los videos y audios en los cuales Calderón se refiere a la guerra, una guerra que declaró contra el crimen organizado. Y tiene razón AMLO cuando señala que con esa estrategia Calderón pegó un garrotazo a lo tonto al avispero. Todo mundo, hasta el candidato del PAN en las pasadas elecciones, reconoce que la estrategia empleada por el gobierno federal en contra de la delincuencia en las dos últimas administraciones ha fracasado: de Fox a Calderón se duplicó la tasa; dígame usted si eso no fue pegarle un garrotazo a lo tonto al avispero, como dice el presidente electo. No solo los morenistas, sino también los panistas y los priístas reconocen que la estrategia anti-crimen ha fracasado, y tan es así que la tasa de homicidios crece año con año. ¿Hasta dónde vamos a llegar?

Si usted es panista, priísta, o simplemente siente animadversión hacia todo lo que tenga que ver con Morena y AMLO, y no reconoce que hubo un descomunal incremento de la tasa de homicidios en nuestro país, y que dicho incremento se dió en su mayor parte durante los seis años de la administración de Calderón, y que el gobierno de Peña Nieto fue incapaz de frenar dicha tendencia –no sólo no la frenó: la tasa sigue creciendo–; si usted no está dispuesto a reconocer esto, sólo porque Andrés Manuel López Obrador lo dice, entonces usted tiene un problema muy serio de objetividad. Y no estoy hablando del supuesto fraude de 2006; en eso ni me metí ni me quiero meter. Tampoco estoy diciendo que el nuevo gobierno dará solución a esta terrible epidemia que padecemos todos los mexicanos. Sólo estoy diciendo que esta declaración de López Obrador que ahora analizo, es cierta en lo fundamental: se alborotó el avispero, o sea: el gobierno ha sido rebasado por el crimen y la violencia.

Será interesante ver cómo AMLO enfrenta la situación. Claro, siempre será posible decir que el problema fue un legado del anterior presidente. En el caso de AMLO, sí: está heredando un situación gravísima de inseguridad que se generó a partir de 2006. Ahora bien, Calderón no puede argumentar que él también heredó el problema de Fox, y ya vimos los números. Si bien la violencia en México es una cuestión idiosincrásica –en muchos partes del México Bronco las cosas se arreglan a balazos y a machetazos–, el dato duro, objetivo, palpable y constatable es que la tasa de homicidios dolosos se duplicó de Fox a Calderón.

Mucho se comentó –y se sigue comentando– que, siendo Felipe Calderón presidente electo, y ante la muy enérgica protesta de AMLO por el supuesto fraude, alguien sugirió que, entrando a la presidencia, se diera un golpe contundente, como en su momento lo hizo Salinas –que también tuvo problemas de legitimidad– encarcelando a La Quina. Un golpe que lo asentara bien en Los Pinos y que fuera incontestable. Calderón visitó a Álvaro Uribe en Bogotá a principios de octubre 2006, todavía como presidente electo. Fue pública la admiración que Calderón sentía por el presidente colombiano y por su Mano firme contra las FARC y los carteles. Se dice y se comenta que un desayuno, Uribe recomendó a Calderón que diera un gran golpe a la delincuencia en México, como el propio Uribe ya lo había hecho en Colombia. A Calderón y a su equipo les agradó la idea: se sabían y se sentían ilegitimados, ni siquiera estaban seguros de que Calderón podría tomar posesión en la Cámara de Diputados, tenían a más de medio México en contra y a un Andrés Manuel que ya hablaba del gobierno legítimo que él encabezaría y de una Cuarta República. Así, la idea de un Golpe Total resultó asombrosamente atractiva. Digamos que a Calderón se le calentó tanto la cabeza, que, literalmente, agarró un garrote y pegó un garrotazo al avispero. ¿Pues no hasta se vestía de militar? ¿No lo recuerda usted con su fatigue uniform y su gorra estilo General Charles de Gaulle? Y sí: pegó el garrotazo a lo tonto, como dice AMLO, porque en muy poco tiempo, cuestión de meses, la violencia se incrementó y se generalizó en el país. Los números no mienten:

  • Promedio sexenal de la tasa de homicidios durante Fox: 9,79.
  • Promedio sexenal de la tasa de homicidios durante Calderón: 18,04.

Ya para terminar, y a modo de corolario, para que vea usted que México siempre ha sido muy violento –el pueblo no es tan bueno ni tan sabio como algunos pregonan–, aquí le comparto los promedios sexenales de la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes, según números dados a conocer por Claudio X. González de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad. Verá usted que la tendencia siempre fue a la baja, y llegó a su punto más bajo con Fox. A partir de Calderón la tendencia es a la alta. (Los expertos señalan que una tasa superior a 15 implica un problema de seguridad grave).

  • Enrique Peña: 19,91
  • Felipe Calderón: 18,04
  • Vicente Fox: 9,79
  • Ernesto Zedillo: 14,43
  • Carlos Salinas: 18,66
  • Miguel de la Madrid: 19,49
  • José López: 18,54
  • Luis Echeverría: 21,30
  • Gustavo Díaz: 24,65
  • Adolfo López: 27,34
  • Adolfo Ruiz: 34,96
  • Miguel Alemán: 47,93
  • Manuel Ávila: 47,76
  • Lázaro Cárdenas: 58,93
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