¡Ya ni los romanos!

La Corte Europea de Derechos Humanos dictó una resolución contraria al llamado “matrimonio gay”, declarando que bastan las “uniones civiles” entre parejas del mismo sexo,...

27 de julio, 2016

La Corte Europea de Derechos Humanos dictó una resolución contraria al llamado “matrimonio gay”, declarando que bastan las “uniones civiles” entre parejas del mismo sexo, y que el matrimonio como tal, solamente puede existir entre hombres y mujeres.

La sentencia mencionada tiene importancia, porque ha significado un golpe directo al muy poderoso lobby homosexual que buca llevar lo que llama “igualdad de género” hasta el punto de igualar por completo el matrimonio entre hombre y mujer, con la unión de parejas del mismo sexo.

La idea del matrimonio entre parejas del mismo sexo, hubiera sido impensable hace menos de medio siglo; pero el proceso para lograrlo, ha sido persistente y sobre todo, ha contado con apoyos que van más allá de los directamente interesados.

A juzgar por la tendencia que condujo al punto en que nos encontramos, no es remoto que en mucho menos tiempo, se logren “conquistas” aún mayores, como podrían ser las siguientes:

Pronto la educación sexual no solamente promoverá la homosexualidad entre los niños del jardín de infancia, sino que alentará que los padres, tíos, primos, hermanitos, padrinos y madrinas, proporcionen a los menores de edad, orientación sexual directa, para que conozcan sus inclinaciones, preferencias y los placeres ocultos del cuerpo humano.

Las relaciones sexuales entre hermanos y hermanas; o de progenitores con sus hijos, serán lo más normal del mundo; y sin duda, veremos campañas bien coordinadas dando los argumentos más convincentes sobre sus manifiestas bondades. ¿Qué mejor que practicar el sexo en familia; en confianza y sin inhibiciones?

Para esto, nuestros legisladores deberán derogar las normas “oscurantistas” que hoy todavía penalizan la pederastía, el estupro, y la pornografía infantil.

No estará lejano el día en que todo hombre pueda tener una esposa (mujer), un esposo (hombre) de su mismo sexo, y “de postre” un transexual, ya que, “técnicamente” todo ser humano tendría derecho a cohabitar conyugalmente con una persona de cada sexo, para además, prevenir el adulterio, la promiscuidad y el aburrimiento.

En cuanto a la resolución de la Corte Europea de Derechos Humanos, me sorprende que no se haya desatado una gigantesca manifestación en protesta por el “oscurantismo” de esa sentencia…

Imagino que estratégicamente ha sido mejor silenciarla e ignorarla que combatirla abiertamente.

Debo decir que no soy homofóbico; que coincido con el Santo Padre Francisco en cuanto a que no nos corresponde juzgar la conducta de los demás.

Creo que al tema de la homosexualidad y la igualdad de género, le ocurre algo similar a lo que sucede con la ecología: Son temas que aprovechan toda clase de pícaros (que además, no son homosexuales ni ecologistas), para sacar ventajas de toda clase.

La ecología, y la homosexualidad son además, verdaderas minas de oro que azuzan la ambición de pescadores en río revuelto.

Para terminar, debo decir que hasta donde yo tenía conocimiento, la homosexualidad, tanto femenina como masculina, eran padecimientos o trastornos médicos que podían ser psicológicos, psiquiátricos, endócrinos etc.

No sé cuándo pasaron de ser un problema de salud pública a un atributo de lo más normal de todos los seres humanos.

Entiendo que hasta cierto grado, las academias y asociaciones de psicólogos, psiquiatras y demás médicos vinculados al tema, han condescendido hasta afirmar que la homosexualidad es totalmente normal…

No ocurre lo mismo con los proctólogos y los urólogos que han visto un incremento en padecimientos rectales y anales, así como de infecciones en vías urinarias cada vez más frecuentes y más difíciles de tratar.

Mi inquietud sobre el tema, me lleva a buscar más allá de quienes viven el problema en carne propia como homosexuales y lesbianas.

No añoro la “Santa Inquisición”, ni soy homófobo, racista, antisemita ni ninguna otra forma de odio de cualquier clase. Reconozco que la inmensa fuerza que opera detrás del movimiento LGBT, me intriga por sus motivaciones verdaderas y sus intereses de toda clase.

Como abogado solamente puedo recurrir a la definición romana del matrimonio que no puede ser más clara:

“Conjuntio maris et feminae; consortium omnes vitae; divini et humani juris comunicatio”

Unión  del hombre y la mujer; consorcio para toda la vida; comunicación de los derechos divinos y humanos.

Es sabido que los romanos no eran precisamente mojigatos; que Julio César era reconocido por ser marido de todas las mujeres y mujer de todos los maridos; ¡que no le hacia el feo a nadie!

Pero ni los romanos en su época de más orgias y bacanales, pretendieron legislar alterando su “Conjuntio maris et feminae”.

¡Ya ni los romanos!

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