Cartas a Tora XC

Querida Tora: El chavo del 7 le quiso hacer una mala jugada al portero (Por aquí se dice que en el amor y en la… Querida Tora:          El chavo del 7 le quiso hacer una mala...

15 de junio, 2018

Querida Tora: El chavo del 7 le quiso hacer una mala jugada al portero (Por aquí se dice que en el amor y en la…

Querida Tora:

         El chavo del 7 le quiso hacer una mala jugada al portero (Por aquí se dice que en el amor y en la guerra todo se vale), pero le salió el tiro por la culata.

Primero: el chavo no es una pistola que tenga culata. Eso es fácil de entender. Segundo: se dice así cuando alguien quiere herir a otro, pero resulta herido él. Y, en este caso, no sólo el chavo resultó herido, sino toda la vecindad (Me parece a mi, aún sin dármelas de adivino). Vas a ver.

Resulta que el chavo armó una manifestación en contra del portero. No era difícil. Convenció a los vecinos de que protestaran por el agujero en el patio y los baños que no se arreglan. Bastó con decir unas cuantas palabras en los oídos adecuados (Los de los más chismosos) para que todos se alebrestaran y se presentaran ante la portería con carteles alusivos (No sé quién los pagó), cantando una cancioncita insultante y pegajosa para “el que se voló el dinero de las cuotas” (Esa la escribió y le puso música un chavo que vive en un cuarto de azotea y se las da de compositor incomprendido). Y allá estuvieron toda la mañana los vecinos, exigiendo que se cumplieran todas sus demandas. Al principio eran seis o siete, pero para mediodía ya eran casi todos, porque muchos ni a trabajar fueron. El del 7 fue a la Delegación a traer un inspector de Aguas y Saneamiento, uno de Protección Civil y uno de Derechos Humanos. Este último no estaba, y en su lugar se llevó al de Control Animal para que testificara en qué condiciones vivían las pobres mascotas; sobre todo la iguana y las cucarachas, que ya habían emigrado a la azotea. Pero cuando llegaron, ya no había nadie.

El chavo se quedó de a seis. ¿Por qué no de a ocho o de a diez? (Creo que ya te he  hecho esta reflexión antes, pero es que no la entiendo, y nadie me ha explicado qué tiene que ver el número seis con estas cosas) No le costó trabajo averiguar lo que había pasado.

Al principio, el portero no se atrevía ni a asomarse, porque le daba cuscús (Lee miedo y no preguntes). Llamó a todos sus guaruras, les pidió sugerencias e ideas. Y lo único que obtuvo fue “Pues arregla los baños y tapa el agujero”. Eso lo encabritó (No quiero emplear la palabra que se usa ahora, porque es muy fea), y les contestó que eso sería lo último que haría; que quería una solución adecuada, rápida y elegante (Dijo “elegante”, estoy seguro, aunque no sé qué tiene que ver la elegancia con unos excusados apestosos). Ahí estuvieron los guaruras pensando; y en tres horas, la única solución que se les ocurrió fue arreglar los baños (Sobre  todo, dijeron, porque ahora hay unos excusados muy elegantes).

Resulta que, alrededor de las 12, una comisión encabezada por la Mocha (¡Nada menos que la Mocha!) tocó la puerta de la portería, exigiendo ser recibida por el portero. Este se había estado negando toda la mañana pretextando un severo dolor de cabeza. Pero la Mocha se trajo a la enfermera del Seguro Vecinal con sus inefables chiquiadores de ruda para quitárselo, y tuvo que salir a enfrentarla.

Se dejó poner los chiquiadores y con gesto de profundo dolor escuchó sus peticiones (Para ganar tiempo, porque desde las ocho de la mañana los había estado oyendo). Le dio resultado el truquito, porque al ver el patio, las escaleras y los pasillos llenos de gente que gritaba , además del miedo (Lee cuscús, si lo prefieres) hizo que se le prendiera el foco (No, no se había convertido en lámpara. Es una forma de decir que tuvo una idea [¡Por fin!]), y se puso a hablar.

Al principio no sabía ni lo que estaba diciendo. Y se notaba, porque no hacía más que repetir “Compañeros” y “Vecinos”. Hasta lo empezaron a abuchear. Pero de pronto se arrancó anunciando un programa de obras que iban a convertir la vecindad en una sucursal del Paraíso Terrenal, pero con todos los adelantos de la vida moderna y sin serpiente. Y prometió denunciar a los gobiernos anteriores que habían incumplido sus promesas, a los que se habían embolsado las cuotas de mantenimiento y a los que habían lucrado con el dolor ajeno. Y cuando la Mocha le dijo que allí el único sinvergüenza era él, contestó que le habían llegado el arrepentimiento y la iluminación, y que su redención los iba a alcanzar a todos. Aún más, prometió denunciar a todos sus guaruras (Grito de protesta de los guaruras, por supuesto) y, si era necesario, encarcelarlos (Se oyeron dos disparos, pero nadie supo quién los hizo).

Ya en el clímax, dijo que cuando fuera presidente del Consejo no habría más manifestaciones, que tan molestas les resultaban a todos, porque ya no serían necesarias, puesto que no habría más desvíos de fondos. Y que bastaría con que fuera una comisión bien organizada a presentar sus peticiones, porque él les iba a conceder cuanto le pidieran, por difícil que pareciera.

Leíste bien. Dijo “que les iba a conceder cuanto le pidieran”. ¿Te imaginas?

Lo cargaron en hombros, lo vitorearon, todas las viejas lo besuquearon, los “ninis” le decían “papá”, y los hombres lo invitaron a chupar esa noche con ellos. (“Chupar”. Imagínatelo). Lo llevaron en triunfo a la azotea, lo bajaron al agujero, le hicieron recorrer todos los baños, sentarse en el único excusado completo que quedaba, y el compositor ninguneado compuso ahí mismo un himno en honor suyo.

Por eso te digo que al chavo del 7 le salió el tiro por la culata, porque le dió al portero un póker de ases. Yo creo que sus bonos van a bajar mucho. Pero los inquilinos han sido heridos, y de gravedad. ¿Te imaginas lo grave que es eso de que les va a conceder cuanto le pidan? ¿Y si le piden que suba las cuotas de mantenimiento a los que usan saco y corbata, o a las mujeres que para salir al pasillo se quitan el delantal? ¿O si le piden alquilar los cuartos de azotea a las muchachas del hotel? ¿O que los guaruras “castiguen” a los que les caen mal?

Yo creo que el portero habló sin pensar. O tenía tanto miedo, que ni siquiera se dió cuenta de lo que dijo. Los guaruras sí se dieron cuenta, y en cuanto se metió a la portería empezaron a reclamarle. Pero él los calmó diciéndole que aguantaran vara (Como los toros, nada menos), que eso era pura “jerga política” a la que no se le hace mucho caso.

Lo que el portero no sabe es que la Mocha y otras personas que quedaron tan indignadas como ella  tomaron nota de todo lo que dijo, para poder reclamarle después. ¿A dónde vamos a llegar?

Pobre vecindad. A ver si no tengo que salir huyendo por patas.

Pero no te preocupes. Los gatos somos muy ágiles y muy escurridizos. Cuídate.

Te quiere,

              Cocatú

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